Desde hace tiempo Bob planeaba visitar a sus padres, tenía rato que no los veía y pensó que ya era momento de pasar a saludar. Tenía en mente disfrutar del viaje, así que decidió no ir en avión como siempre hizo, sino atravesar el país en su auto. Él no iría solo, lo acompañó su esposa Olivia, que no compartía las ganas de recorrer cientos de kilómetros en la lata de atún que tiene su marido por vehículo. Se puede decir que son una pareja dispareja. Él con 45 años, tiene una barriga abundante, resultado de años de dedicación a la cerveza, semicalvo, aunque con casi dos metros que lo vuelven imponente. También es impotente, el tamaño de su cuerpo no corresponde con el de su pequeño pene, afectado por la disfunción eréctil. Por su parte, Olivia es una mujer guapísima, 34 años bien llevados, entre idas al gym que le permiten tener un culo sumamente provocativo y algunos retoques quirúrgicos, como en el aumento del tamaño de sus tetas, que son unas tetazas. Sus cabellos negros rizados que
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