Unos días después estaba yo limpiando las habitaciones vestida muy de entrecasa, con un viejo vestido de verano. Terminé con mi cuarto, con el de mi hijo, y fui a seguir la tarea en el comedor cuando me encontré con que estaba otra vez estudiando con su amigo. -Oh, limpiaré aquí más tarde para no molestarlos. -No, no, mami, no nos molestás, dale nomás. Mi hijo dijo eso y me guiñó un ojo. Qué bandidos son estos chicos, pensé. Pero juzgué que era una inocentada, a esa edad los chicos son así. De modo que me puse a limpiar, conciente de que mi vestido era bastante corto y escotado, y que por los movimientos que estaba obligada a hacer para completar la limpieza, quizá estaba mostrando más de lo que debía. Un par de veces los sorprendí más atentos a mis movimientos que al estudio. Por dentro me reía. Cuando su amigo se fue, mi hijo me dijo: -Jua, no sabés, está como loco, quiere venir a estudiar todos los días. -¿Te dije que sos un bandido? -sonreí. -Y eso que no vio nada… -dijo con picard
Un lugar para que los lectores cuenten experiencias, fantasías y/o relatos.